La
luchadora olímpica, de 30 años, tiene como objetivos el mundial de agosto y
clasificar para Tokio 2020, tras su paso por los Juegos Olímpico de Río y haber
caído en el combate por la medalla de bronce. La santiagueña divide su tiempo
entre su rol como atleta y su profesión como gendarme; también tiene el deseo
de ser madre.
Bermúdez se refirió a su
doble trabajo: “No es
nada fácil. Pero son las vueltas que da la vida, y gracias al deporte pude
llegar también acá y aprender a disfrutar de las dos cosas juntas porque he
realizado tareas deportivas dentro de la Fuerza. El lugar que yo ocupo en ese
espacio es dar clases de lucha, justamente, y ayudo con la preparación al que
quiera competir”.
Y también comentó el
motivo por el cual se incorporó a la Fuerza: “Mi abuelo
fue suboficial mayor retirado, y justo
en el 2007 estaba en la etapa entre estudiar o meterme en la Fuerza, y había
dejado de competir, así que me incliné por Gendarmería. Al principio nadie me
creía, pero hasta que me presenté en la elección y ahí dejaron de dudar. Me
faltaba la altura (mide 1,52m.) pero gracias al deporte hicieron una excepción”.
Además, explicó su pasión
por los deportes de combate: “Primero hice judo y dejé en el 2007, pero en 2010 acepté una invitación
para bajar de peso, ése fue mi inicio. Así empecé y me gustó porque en algún
punto estaba relacionado con lo que yo hacía anteriormente”. La importancia
que tiene para ella representar a
Argentina y agregó: “Siempre asumo con
responsabilidad mis entrenamientos y lo que hago. Eso sí, trato de disfrutarlo
porque, si no, no vale la pena”.
La atleta tuvo una muy
buena participación en Río consiguió un diploma olímpico al perder en la pelea
por el tercer puesto, sin embargo, está teniendo dificultad para poder entrenar
y al respecto dijo: “Pensé que
con el diploma de Río iba a recibir más ayuda, pero no fue así. Al contrario,
desde la Secretaria me sacaron hasta mi entrenador. Todo sería más sencillo con
algo de ayuda, pero ni siquiera se acercan los sponsors”.
Pero se pudo acomodarse y
ahora su marido es su preparador físico y argumentó: “Por suerte a la hora de entrenar podemos separar los roles y no nos
peleamos tanto”. En la actualidad se está preparando para Tokio y mejorar los
resultados alcanzado en Río, sin embargo lo que tiene en mente primero es el
Mundial de Paris en agosto.
Para finalizar la
luchadora manifestó: “Voy por una medalla y después quiero ser
mamá. Soy consciente de que voy a tener que disfrutar estos últimos cuatro años
de competición porque quiero formar mi propia familia”.
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