Fanático de Estudiantes, con 64 años, se lo
considera como uno de los más reconocido en su trabajo. Dirigió la selección de
Italia, Irán y España; dos veces llegó a la victoria en el Campeonato Mundial
de Voleibol, tres veces ganó el Campeonato Europeo, cinco veces la Liga
Mundial y obtuvo la medalla de plata en
los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. En el 2014 volvió a Argentina para
dirigir el conjunto nacional y hace unas
semanas renovó su contrato.
Tiene un bajo perfil con perspectiva muy firme
sobre la fama porque la considera como algo complicado. En Italia se convirtió
en un referente fundamental del vóley,
pero su salida del equipo se debió a la repercusión que alcanzó su rol como
entrenador dado que el protagonismo no es de su agrado ya que el vóley es un
deporte grupal.
La exposición en los medios no es de su preferencia
prefiere que los protagonistas sean los jugadores. Con una posición muy
humilde, considera que es una exageración cuando lo caracterizan como uno de
los mejores de la historia porque no cree en las clasificaciones.
“Nuestro trabajo es una tarea muy pragmática.
Tenemos que resolver los problemas de hoy y los modos son los de hoy, no los de
ayer o los de mañana. Mi trabajo es prepararme para los nuevos problemas que
surjan. No creo en la bajada de línea total; una cosas es enseñar, pero no creo
en los procesos en los que le debamos dar una línea a todo el voleibol
argentino” dijo Velasco en dialogó con La Nación.
El entrenador argentino tiene una posición sobre la
definición de un buen entrenador; la característica esencial es poder resolver
los problemas de su equipo que implica manejar situaciones y la química de grupo.
Esto tiene que ver con resolver los conflictos que se pueden generar entre los
jugadores o el equipo.
Este concepto puede
culminar en tener un ciclo ganador, pero esta dicotomía de ganar en Argentina es compleja por la
procedencia futbolera porque es uno de
los deportes que se puede llegar a ganar sin jugar bien. “Es necesario entender
que no hay juego donde lo importante no sea ganar. Jugás al scrabble o al
ahorcado y jugás a ganar, porque de otra forma sería aburridísimo. El juego por
definición es ver quién gana”, contó.
El DT del seleccionado de
vóley masculino jugó al futbol y es fanático de Estudiantes conoce este deporte
y apela siempre a ejemplos futboleros en sus charlas con sus jugadores; da
cuenta que el sistema de juego involucra aprender del esfuerzo para poder
competir contra las potencias. También agregó: “Mantener y desarrollar lo que nos viene naturalmente,
pero también pensar en lo que no tenemos y potenciarlo. Estos resultados se
pueden lograr con trabajo”.
Se siente él mismo cuando dirige al conjunto
argentino y no como un personaje; su máximo deseo es hacer lo mejor para el país:
“A veces me preocupan los excesivos elogios, incluso los que son para mí,
porque debemos ser medidos en las victorias. Dimos pasos adelante, pero
queremos más”.
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