Una nueva frustración llegó a la Selección al perder
su tercera final consecutiva en tres años luego de caer 4 a 2 en los penales
con Chile tras igualar en cero en el partido. Sin embargo, lo peor estaba por
venir.
A la tristeza de volver a quedarse con las ganas de
sumar un título luego de 23 años de sequía se le suma la renuncia del capitán y
máxima figura del seleccionado, Lionel Messi. Después de tantas críticas y
decepciones con la albiceleste finalmente decidió dar un paso al costado y con
eso, quizá, cortar con una serie de descontentos que vive con la camiseta que
más ama.
La noticia rápidamente se volvió primicia, tapa de
todos los medios y se viralizó en las redes sociales. La decisión del 10 ha
traído diferentes debates dentro del tan cruel mundo de opiniones que
representa el público argentino y el de la Selección en particular. Si es
correcta su renuncia, si acaso debería esperar a que pase el temblor para
pensar en su continuidad, o si debe seguir en el equipo a pesar de los
resultados adversos.
Desde este pequeño espacio me gustaría pedirle perdón
a este 10, con la esperanza de que mis palabras lleguen a sus ojos. Mi disculpa
no se basa en que lo haya lastimado, sino en que nunca voy a poderle devolver
algo por la felicidad que me dio cada vez que juega al fútbol, pero por sobre
todo, por la alegría que me brinda en cada ocasión que representa al país.
También me gustaría poder disculparme en nombre del
mundo futbolero, sin que sea posible representar a tanto fanático, por haberte
asignado la pesada mochila de ser el nuevo Diego Maradona o mejor dicho el
nuevo elegido que nos llevaría a la gloria. Esa mochila tan pesada que grandes
jugadores que te precedieron no pudieron o no quisieron llevar. Fueron muchas
las camadas que pasaron sin que se pudiera conseguir títulos, con grandes deportistas
que no pudieron quebrar la sequía.
Cualquier persona que vive de cumplir objetivos
entiende la decepción de prepararse para algo durante tanto tiempo, esperarlo y
no poder lograrlo. Tus lágrimas luego de cada derrota con Argentina son las mismas
que tengo cada vez que fallo en mis cometidos.
Luego de haberme disculpado creo que me encuentro en
condiciones de agradecerte todo lo que has hecho por la Selección y por este
hermoso deporte que nos hace sufrir. La decisión de dejarnos es dolorosa, pero
tal vez es la correcta ya que Argentina no merece tener a su equipo a semejante
crack que día y noche sueña con traer un título a las vitrinas del fútbol
argentino.
Quedará el sabor amargo de haber tenido al mejor futbolista
del mundo en nuestra Selección y no haber podido ser campeones, recordaremos
las finales con tristeza y nos volverán a caer las lágrimas de nuestros ojos,
vendrá a nuestra mente que Messi fue nuestro y el llanto será inevitable.
Dentro de las personas que quieren verte triunfar nos
desvelaba el sueño de verte campeón con la celeste y blanca. En cambio ahora
soñamos con que decidas cambiar de opinión y volver a jugar para un público que
nunca supo valorarte. Es así que quien les escribe lo hace a las 4 de la
mañana, luego de haber perdido una final, sin poder dormir, sabiendo que al día
siguiente debe levantarse a las 8 AM para tomarse el subte que lo lleve a la
facultad para rendir durante 4 horas el último examen del cuatrimestre. Hubo
noches largas como cuando perdimos los anteriores partidos definitorios, pero ésta
sin dudas es la más cruel, la de las pesadillas más largas, ahora no tenemos a
ese superhéroe con el número 10 en la espalda entre nosotros para que defienda estos colores.
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